Se llama así a la capacidad de un líquido no soluble en agua para separarse de la misma cuando está formando una emulsión.
La oxidación del aceite y la presencia de contaminantes afectan negativamente a la demulsión del aceite
La adecuada eliminación del agua facilita en muchos casos la lubricación, reduciendo el desgaste de piezas y la posibilidad de corrosión.
Esta propiedad es muy importante en los aceites hidráulicos, para lubricación de maquinaria industrial, de turbina y para engranajes que transmiten grandes esfuerzos. En los aceites de automoción no lo es tanto, debido a la capacidad dispersante y detergente del mismo.