Es la denominación general que recibe ciertos solidos formados a partir de una combinación de hidrocarburos.
Estos solidos no tienen olor y, debido a su menor densidad (0.8g/cm3), no pueden mezclarse con el agua, aunque si puede disolverse en éter, etanol caliente, benceno y cloroformo.
El proceso de producción de parafina se inicia, por lo general, a partir de una destilación del petróleo, que permite conseguir aceites pesados. Estas sustancias, que se encuentran a alta temperatura por la destilación, son enfriadas hasta que la parafina se cristalice y pueda separarse a través de filtros o de un proceso de centrifugado.
Diversas técnicas permiten después purificar la parafina hasta obtener un producto que puede usarse en diversos ámbitos de la industria. Cabe destacar, de todos modos, que también puede obtenerse parafina a partir del carbón.