Las grasas que se han elaborado especialmente para lubricar cilindros neumáticos, son lubricantes que previenen que los mecanismos sufran desgaste gracias a su alto rendimiento y baja viscosidad. Han sido desarrolladas para lubricar piezas de difícil acceso; protegiéndolas contra la corrosión, la herrumbre, el contacto con el agua, la intemperie, las condiciones extremas de trabajo y contra el desgaste ocasionado bajo condiciones difíciles de carga extrema. Del mismo modo, su baja viscosidad le permite soportar temperaturas de hasta -10°C.
Su buena utilización reducirá los costos de mantenimiento de las piezas, maximizando la vida útil de las herramientas neumáticas y protegiendo sus componentes internos. Una lubricación exitosa mantendrá a la herramienta trabajando en óptimas condiciones, protegiendo los sellos neumáticos y prolongando la vida útil de aspas o aletas. Sus aditivos formarán una capa protectora para los cilindros y platos, evitando la fricción excesiva por movimiento. Y es que su poder lubricante le permite deslizarse con facilidad dentro de las piezas internas móviles: reduciendo el desgaste y eliminando el ruido de los equipos.
Del mismo modo, las piezas móviles y estáticas, de regulación o distribución, constituyen un sistema neumático complejo donde debería primar la fiabilidad y la durabilidad de los equipos. Por lo tanto, una grasa que garantice estos importantes aspectos debe lubricar las herramientas después de haber hecho la limpieza correspondiente. Esto evitará que el sistema se ensucie con residuos de mecanizado, restos de lubricante u otras partículas externas; optimizando el trabajo del lubricante y engrasando las piezas para su debido funcionamiento.