Los aceites que se utilizan en el proceso de templado de metales son lubricantes especialmente diseñados y que contienen aditivos que ayudan al proceso de endurecimiento, templado y demás procesos de tratamiento térmico. Por lo que se conoce con este nombre a los lubricantes que ayudan a regular la temperatura en el proceso de endurecimiento de los metales.
Principalmente, los lubricantes de temple tienen dos funciones principales: facilitar el endurecimiento del acero por medio de la transferencia de calor durante el enfriamiento y mejorar la humectación del acero para minimizar la formación de gradientes térmicos que puedan conducir a un aumento de la distorsión y el agrietamiento. Del mismo modo, un buen lubricante para templado de metales debe tener entre sus principales características reguladoras: la velocidad de enfriamiento, conductividad térmica, viscosidad y contenido de agua. Por otra parte, otras características igual de importantes son las que permiten el funcionamiento de un fluido, e incluyen su temperatura reguladora, el punto de fluidez y el punto de inflamación.
Así mismo, estos lubricantes se han fabricado con una serie de características que añaden versatilidad y funcionalidad. Entre ellas se encuentran las características de biodegradabilidad, baja formación de espuma y desplazamiento de agua. Y es que, al estar hechos a partir de bases lubricantes parafínicas altamente refinadas, le otorga resistencia a la degradación por fraccionamiento térmico, oxidación por las altas temperaturas y permite un templado que no afecta la estructura del acero. Por lo tanto, al momento de seleccionar un buen lubricante de temple, los compradores deben tener en cuenta la química, las propiedades y las características del fluido que se necesitan para la aplicación.