Los lubricantes térmicos son aceites que se utilizan como conductores de calor y que transportan energía térmica dentro del proceso de calentamiento indirecto. Estos lubricantes suelen calentarse con un método que hace circular el calor a través de un sistema de transferencia que lleva la energía a lugares alejados de la misma fuente de calor. Es por esto que su utilización se da, principalmente, en procesos de alta temperatura, donde se trabaja entre 150 y 400 ºC, pero con bajas presiones de funcionamiento térmico.
A su vez, se utilizan en procesos donde es necesario calentar y enfriar una misma maquinaria, sustituyendo los compuestos de agua y glicol en esta función. Además, son más seguros y más eficientes que el vapor que se utiliza en estos procesos de trabajo. Por lo tanto, han sido elaborados con aditivos que varían sus características de viscosidad, el punto de congelación y las altas temperaturas.
Entre las principales características de este tipo de lubricante deben hallarse la estabilidad, pues deben ser estables dentro de los parámetros y no sufrir alteraciones en su composición por efecto de la alta temperatura y el trabajo al que será sometido. También, debe tener una resistencia a la oxidación como los demás lubricantes, pues las altas temperaturas provocarán un aumento de la viscosidad y una pérdida de eficacia en la transferencia térmica. A su vez, deberá tener un alto coeficiente de transferencia que mejore la eficacia de su funcionamiento y que alargue la vida útil de la maquinaria donde será utilizado.